He pasado la mayoría de mis noches de insomnio pensando en
nuestra “pelea”.
En las mil y una palabras que arrojaste contra mí aquella
tarde. En cómo una palabra de dos letras puede cambiar tantas cosas.
Básicamente no fui parte en la refriega, acabaste huyendo
como sueles hacer y no sé ni el por qué.
Leo una y otra vez desde ese día la misma conversación,
sigue siendo ilógico para mí. Pero por desgracia no creo que eso cambie. Porque ¿sabes una cosa? Si realmente lo hubieras sentido tanto como dices, habrías cambiado las cosas a tiempo. Y no te escudarías en tu débil "no puedo, no sé cómo hacerlo". Nadie ha nacido enseñado y si no lo intentas te quedarás siempre estancado en el mismo punto.
Pero no pasa nada, las personas de tu calaña no cambian, y no creo que tú lo hagas.
Pero no pasa nada, las personas de tu calaña no cambian, y no creo que tú lo hagas.
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