Quien haya visto alguna vez la serie de animación francesa Código Lyoko (las cuatro primeras temporadas incluidas, ya que la quinta todavía no se ha estrenado en España), seguramente habrá oido hablar de sus cuatro libros, los cuales son: El castillo subterráneo, La ciudad sin nombre, El regreso del fénix y El ejército de la nada; todos escritos por el escritor italiano Pierdomenico Baccalario en 2009 (la serie original se remonta de 2003 a 2007 en su país de origen). Esta semana os voy a hablar de los dos primeros: El castillo subterráneo y La ciudad sin nombre:
En El castillo subterráneo, tras haber destruido a XANA y apagado el superordenador, Aelita sufre una amnesia repentina y todo lo que tiene que ver con Lyoko ha sido borrado de su mente. Tras volver de las vacaciones, Jeremy decide hacer un videodiario con ayuda de sus amigos Odd, Ulrich y Yumi, que también conocían el secreto de Lyoko, para contarle todo lo que sucedió. Mientras juegan al escondite en La Ermita, la antigua casa del ahora difunto padre de Aelita, ella y Jeremy encuentran unos sacos de cemento con el nombre del constructor de La Ermita, y por ello, deciden investigar para buscar información. Mientras tanto, XANA va reconstruyéndose pedazo a pedazo y probando con diferentes individuos hasta dar con una chica, Eva Skinner, que viaja a Francia para ingresar en el Kadic, donde estudian los Guerreros Lyoko.
En La ciudad sin nombre, un misterioso hombre con dos perros, llamado
Grigory Nictapolus, se asienta en la Ciudad de la Torre de Hierro, para espiar a Aelita, y para borrarles la memoria a los padres de Yumi y Odd. Mientras tanto, un joven de 23 años llamado Richard empieza a colarse en La Ermita, igual que hacía Grigory. Jeremy decide reconstruir su ordenador, que estaba desmontado, y montar un sistema de vigilancia en La Ermita. Debido a que Grigory se borraba de las imágenes, pensaban que Richard y Grigory eran la misma persona, hasta que Odd trastea con las imágenes y se da cuenta que Richard es inocente. También intentan hacerse con el expediente de Waldo Schaeffer (alias Franz Hopper), pero la profesora de ciencias Hertz, no se lo pone fácil. Lo consiguen, y en una dirección de Bruselas, y en La Ermita, descubren otros dos mundos virtuales.
Grigory Nictapolus, se asienta en la Ciudad de la Torre de Hierro, para espiar a Aelita, y para borrarles la memoria a los padres de Yumi y Odd. Mientras tanto, un joven de 23 años llamado Richard empieza a colarse en La Ermita, igual que hacía Grigory. Jeremy decide reconstruir su ordenador, que estaba desmontado, y montar un sistema de vigilancia en La Ermita. Debido a que Grigory se borraba de las imágenes, pensaban que Richard y Grigory eran la misma persona, hasta que Odd trastea con las imágenes y se da cuenta que Richard es inocente. También intentan hacerse con el expediente de Waldo Schaeffer (alias Franz Hopper), pero la profesora de ciencias Hertz, no se lo pone fácil. Lo consiguen, y en una dirección de Bruselas, y en La Ermita, descubren otros dos mundos virtuales.
Estos libros, tanto para quien ha visto la serie como para quien no lo ha hecho, son muy buenos, además de que para quien no haya visto la serie, en el primero también se incluye la historia original (saltándose todos los capítulos de relleno y los detalles específicos). La historia es bastante fluida y con mucho misterio, además de incluir, más o menos a la mitad, varias ilustraciones que tienen que ver con lo que sale a lo largo de la historia.
Pero, también hay que destacar algunas diferencias que pueden resultar confusas a los que han visto la serie. Por ejemplo, que se usan fotografías reales en vez de las ilustraciones de la serie, un buen ejemplo es con la ilustración de La Ermita. También encuentro diferencias con la descripción de la fábrica, o al menos, eso me parece. Y como no, debería decir que en la serie, La Ermita no tenía los pasadizos secretos.
Y si te esperas terminártelos todos en una tarde, vas a necesitar el valor de enfrentarte a cuatro tomos con la anchura de algo más de dos dedos, además de que a veces, los capítulos se vuelven demasiado largos.
Y si te esperas terminártelos todos en una tarde, vas a necesitar el valor de enfrentarte a cuatro tomos con la anchura de algo más de dos dedos, además de que a veces, los capítulos se vuelven demasiado largos.
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